Antes de nada he de decir que entré en el cine un poco disgustado ya que quería ver otra película, pero nos equivocamos de hora y elegimos ésta justo el día de su estreno, con todas las filas repletas salvo la primera donde tuvimos que verla. Aún así traté de que su visionado tuviese las mismas oportunidades que si hubiese ido directamente a ver la mencionada película.
La historia comienza en Berlín de 1942 con el traslado de Bruno y su familia a causa del ascenso de su padre a comandante del ejército nazi. Bruno, de ocho años de edad, se ve obligado a despedirse de sus amigos e intentar encontrar alguna forma de divertirse por lo que decide investigar los alrededores hasta dar con Shmael, un niño de su edad preso en un campo de concentración, con el que consigue trabar una buena amistad.
La historia nos mete en los ojos de Bruno y su incomprensión ante los hechos y las causas que motivan a los adultos a actuar en la guerra y el intento por parte del niño de darle explicación a la realidad en la que vive. Esta visión está conseguida por lo que la trama se desarrolla con verosimilitud.
En el apartado interpretativo el joven Asa Butterfield (Bruno) hace un papel correcto que a veces llega a caer en la sobreactuación, Jack Scanlon (Shmael) está un poco mejor aunque a veces no es capaz de mostrar el sufrimiento y las penurias propias de su papel. Aún con estos defectos ambos niños desempeñan su actuación más que decentemente. Las interpretaciones adultas también están conseguidas, David Thewlis interpreta su personaje consiguiendo que nos lo creamos y poco a poco deja entrever el verdadero rostro de su papel. Vera Farmiga también ejerce bien su trabajo como madre del protagonista.
Como defectos podemos acusar a la película de ser demasiado larga para lo que tiene que contar y a veces, producto del alargamiento de metraje, puede llegar a apartarnos la mirada de la pantalla.
En conclusión es una película sobria, bien ambientada pero con falta de ritmo y que en ocasiones, sobre todo en el tramo final, se excede en su búsqueda de intentar conmover al público.
La historia comienza en Berlín de 1942 con el traslado de Bruno y su familia a causa del ascenso de su padre a comandante del ejército nazi. Bruno, de ocho años de edad, se ve obligado a despedirse de sus amigos e intentar encontrar alguna forma de divertirse por lo que decide investigar los alrededores hasta dar con Shmael, un niño de su edad preso en un campo de concentración, con el que consigue trabar una buena amistad.
La historia nos mete en los ojos de Bruno y su incomprensión ante los hechos y las causas que motivan a los adultos a actuar en la guerra y el intento por parte del niño de darle explicación a la realidad en la que vive. Esta visión está conseguida por lo que la trama se desarrolla con verosimilitud.
En el apartado interpretativo el joven Asa Butterfield (Bruno) hace un papel correcto que a veces llega a caer en la sobreactuación, Jack Scanlon (Shmael) está un poco mejor aunque a veces no es capaz de mostrar el sufrimiento y las penurias propias de su papel. Aún con estos defectos ambos niños desempeñan su actuación más que decentemente. Las interpretaciones adultas también están conseguidas, David Thewlis interpreta su personaje consiguiendo que nos lo creamos y poco a poco deja entrever el verdadero rostro de su papel. Vera Farmiga también ejerce bien su trabajo como madre del protagonista.
Como defectos podemos acusar a la película de ser demasiado larga para lo que tiene que contar y a veces, producto del alargamiento de metraje, puede llegar a apartarnos la mirada de la pantalla.
En conclusión es una película sobria, bien ambientada pero con falta de ritmo y que en ocasiones, sobre todo en el tramo final, se excede en su búsqueda de intentar conmover al público.
Carlos C.
CINESOBREPAPEL.TK
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